En la tarea de cuidado y preservación del medio ambiente los niños son fundamentales. En LEARNING HANDS tenemos esta realidad muy presente, sabemos que nuestros pequeños serán los responsables de poner en práctica desde políticas ecológicas a nivel mundial como a llevar a cabo pequeños gestos en favor de mantener el ecosistema; es por ello que nuestras sesiones de estimulación también se realizan en espacios al aire libre, seguros y en alrededores del hogar del niño o niña. Esto lo hacemos con el fin de despertar su sensibilidad y conciencia ambiental, para así con juegos e imaginación sembrar nuevos hábitos que generarán un cambio de actitud hacia el medio ambiente a lo largo de su vida.

¿Sabías que hay muchos más sentidos además de los cinco que tradicionalmente nos enseñaban en los colegios? Son tantos los estudios que muchos científicos no acaban de ponerse de acuerdo en cuanto a su número y clasificación. Además de los cinco sentidos tradicionales, la ciencia ha detectado algunos mecanismos adicionales de la percepción, como el sistema propioceptivo, que nos permite tener conciencia de las partes de nuestro cuerpo de manera independiente; el sistema vestibular que regula el sentido de movimiento y del equilibrio; la termorrecepción o sentido del calor que nos ayuda a detectar los cambios de temperatura; o la nocicepción o sentido del dolor que nos ayuda a detectar el dolor.

La existencia de tantos sentidos requiere una adecuada estimulación sensorial, en especial durante los primeros años de vida. Es justamente por este motivo que algunas escuelas de educación infantil en el Norte de Europa y algunas regiones de Asia, han comenzado a incorporar áreas de estimulación sensorial haciendo uso de la naturaleza en sus jardines y entornos exteriores. Dándonos un ejemplo a seguir de cómo debemos contribuir al desarrollo de nuestros niños y todos sus sentidos.

Pero, ¿qué es exactamente un entorno educativo de estimulación sensorial basado en la naturaleza? (simbiotia)

Pues son ambientes exteriores diseñados para estimular los sentidos y determinadas áreas cerebrales como parte de los planes lúdicos de trabajo y educación y, cuyo fin último, será potenciar aquellas funciones cerebrales que a la larga resultan de mayor interés para el infante. Así pues, la educación innovadora a nivel mundial no está buscando sólo reforzar aspectos intelectuales, sino también aspectos físicos, sensoriales y sociales del desarrollo ¡y lo está haciendo a través de la naturaleza y usando como herramienta nuestros sentidos!

En estos entornos, la estimulación se produce del uso de materiales naturales que interactúan con los sentidos de la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el sonido, pero también con otros procesos neurológicos como la memoria o el control espacial. Este tipo de espacios resulta beneficioso para él, favoreciendo la comprensión del mundo, de los demás y del propio individuo.